jueves, 29 de octubre de 2009

Pasan los minutos, horas, días, semanas, y ya varios meses y si lo digo así es porque sobra tiempo para decir las cosas. Qué bueno también que así sea porque en esta época el tiempo se diluye en la inmediatez que se actualiza constantemente, y nos tiene acostumbrados un poco a eso, a estar pendientes a cada minuto lo nuevo, sin detenerse a analizar que pasó. Sólo lo que viene interesa, no pares que te perdés lo nuevo.

Se puede estar así, más o menos contento hasta que te das cuenta que te falta algo, o bien que algunas cosas se repiten y otras no son tan importantes como te las dibujan. Y en ese momento quedás en el medio sin saber muy bien para dónde agarrar. 

Ahí estoy ahora, que ya van algunos meses que estoy sin trabajo. Estoy pendiente de cuanta oferta interesante se publique, actualizando el curriculum a diario, sin embargo no hay novedades; a la fecha no me llamaron siquiera para una entrevista.

Por cierto que no ignoro que no es buena época y la altura del año a la que estamos tampoco ayuda. Todos los días paso varias horas buscando ofertas y presentando postulaciones sin perder la esperanza que sí se va a dar, y que en cuestión de días estaré trabajando nuevamente.

¿Puede ser que alguien capacitado pueda quedar así fuera del mercado? ¿Me equivoco en algo? No quiero ni pienso rendirme tan fácil y cuesta evitar o frenar el avance de la ansiedad y angustia cuando las cosas no se dan. No quiero consolarme con saber que mi situación es parte de una desgracia colectiva. Siento que ese desconsuelo sería el inicio de una rendición casi incondicional. Abandonar todo, total, la cosa está mal y queselevaser... 

A mea culpa sé que no soy buen emprendedor y que me cuesta arrancar, no creo igualmente que esta condición me afecte ahora en particular.

No quiero decir mucho más, basta de rodeos. Sólo quiero trabajar  ganar lo que es mio.

No hay comentarios: